SIRE

SIRE
SERVICIO DE INFORMACION RADIO EMERGENCIA

viernes, 15 de mayo de 2015

QUEDA ENTRE DICHO LA GESTION POST-TERREMOTO EN NEPAL

  • Los muertos por el último seísmo son ya 117 y los heridos 2.800, según NEOC.
  • El país necesita agua potable, medicinas y cientos de miles de tiendas de campaña.
  • 'No nos dejaron ir a ayudar a las zonas remotas', afirma Atakar Tunger, voluntario turco.
Cuando el primer ministro nepalí se bajó del helicóptero en Charikot reconoció lo evidente: su gobierno se ha visto desbordado por la situación. "Después del primer seísmo, no estábamos preparados para otro tan grande", dijo Sushil Koirala a los periodistas en la ciudad del distrito de Dolakha, uno de los más castigados tras el terremoto del martes pasado. Dos tragedias sísmicas en sólo dos semanas son un duro golpe para el que ninguna nación está del todo preparada, menos aún si se trata de uno de los países más pobres mundo.
El Centro Nacional de Operaciones de Emergencia (NEOC) señala que los muertos por el último seísmo son ya 117 y los heridos 2.800, unas cifras que se suman a los 8.200 muertos y los 17.000 heridos que provocó el terremoto del 25 de abril, y que irán creciendo a medida que avancen las operaciones de salvamento. "Necesitamos tiendas de campaña. Nuestra gente necesita refugio. Con la temporada de lluvias, será difícil que la gente sobreviva a la intemperie", afirmó el primer ministro.
El temblor de esta semana, cuyas consecuencias son notablemente menores que las de su hermano mayor de abril, ha causado daños en varios distritos -sobre todo en los de Dolakha y Sindhupalchowk-, ha derribado edificios ya dañados por el terremoto anterior y ha provocado deslizamientos de tierra que han bloqueado carreteras, lo que ha dificultado el envío de ayuda a las zonas afectadas.
La capital, Katmandú, poco a poco recupera la normalidad después de que miles de personas abandonasen sus casas y volviesen a los campamentos instalados en las explanadas de la ciudad.
MULTITUS DE CRITICAS
A pesar de que Koirala se refirió ayer a la escasa preparación para un segundo mazazo, lo cierto es que las críticas a la gestión post-terremoto se llevan produciendo desde hace días. Críticas que afloraban, por una parte, desde una ciudadanía hastiada que quiere soluciones inmediatas ante la cercanía de las lluvias del monzón. El país necesita agua potable, medicinas y cientos de miles de tiendas de campaña para la gente que vive en la calle por temor a derrumbes, unas carencias que las organizaciones de ayuda humanitaria están tratando de solventar, si bien aseguran que sus materiales de emergencia escasean a estas alturas.
Pero también emiten sus criticas lo equipos de rescate que trabajaron sobre el terreno los primeros días, cruciales para encontrar supervivientes. Conscientes de las carencias de uno de los países más pobres del mundo, dirigen sus quejas ante Naciones Unidas, encargada de la coordinación de los equipos mediante su Centro de Operaciones y Coordinación (OSOCC).
 "El portavoz de un equipo español define la gestión tras el seísmo de 'vergonzosa"
"Fuimos a Gorkha [lugar del epicentro del primer seísmo] porque nos dijeron que estaba muy mal y sólo vimos unos 10 edificios caídos como mucho. No nos dejaron ir a ayudar a las zonas remotas", afirmó a este diario Atakar Tunger, voluntario del equipo turco de búsqueda y rescate Arama Kurtarma, antes de reconocer que no pudieron trabajar. "Nos volvimos de allí sin hacer nada. No entendemos cómo la ONU está organizando las cosas. Quienes controlan la coordinación no nos dejan ir a las zonas remotas, ¿por qué?". Tunger asegura que a los grupos de Reino Unido, Singapur y Bélica que se encontró por el camino les pasó lo mismo.
Ekrem Es, de la organización de ayuda humanitaria Insani Yardim Vafki (IHH), cuenta que llegaron a Katmandú 24 horas después del primer terremoto con un equipo de diez miembros especializados en búsqueda y salvamento. "La coordinación de Naciones Unidas es muy lenta. Nosotros llegamos al aeropuerto y fuimos a su campamento. A las dos horas estábamos trabajando porque nos fuimos por nuestra cuenta, pero el resto de organizaciones estuvo ahí uno o varios días esperando a que les diesen trabajo", asegura este voluntario turco.